Invitación a un hotel. |
La editorial Acantilado editó a mitad de 2011 Disturbios de James Gordon Farrell, una
novela que nadie debería perderse. La razón práctica para la nueva edición de
esta novela escrita en 1970 fue que le concedieron con cuarenta años de retraso
el premio Booker, uno de los de más prestigio en lengua inglesa. Por el cambio de reglas a la hora de conceder
el premio muchas novelas no fueron tenidas en cuenta ese año y el año pasado se
saldó la deuda concediendo una especie de premio al Booker perdido a esta
novela.
El aparente protagonista, el comandante inglés Brendan
Archer tras batallar en la Gran Guerra nos adentra en el hotel Majestic,
verdadero protagonista de la novela. Un enorme hotel situado en la costa
sureste de Irlanda, de más de 300 habitaciones que en su época brillaba en todo
su esplendor y ahora está en decadencia. El comandante va en busca de su
supuesta prometida y allí se encuentra con un grupo curioso y representativo de
la Irlanda de un determinado momento histórico. Un grupo, un país, descrito con
un irónico humor sorprendente: «Pienso que no hay ninguna necesidad de
prescindir de la razón simplemente porque uno esté en Irlanda».
Un premio tras cuarenta años. |
Aunque publicada en 1970 está ambientada en los
años 1919-1921. Ambas fechas se encuadran en un momento crucial del país. La
novela se desarrolla justo cuando se producía una «guerra desigual, esporádica
pero brutal que se inició en 1919 entre el Sinn Féin/IRA y el ejército
británico de ocupación» en palabras de John Banville el autor del prólogo; la
«guerra» anglo-irlandesa por la independencia es llamada de forma eufemística «Troubles», título original de la novela
que aquí han traducido como Disturbios.
Los ecos de esa guerra se dejan entrever en el hotel pero con cierto humor y
surrealismo en ocasiones. Decíamos que coincidía el marco en el que se
desarrolla la historia y el momento de su publicación pues en 1970 renacieron esos
disturbios en Irlanda del Norte. Si en la primera ocasión era la oposición
unionistas-fenianos ahora será la de los protestantes-católicos, oposición
también presente en la novela sobre todo en el personaje de Edward Spencer, el
director del hotel.
El señor James Gordon Farrell. |
Más allá del sentido metafórico, observamos la
decadencia física del hotel y de la gente que lo habita. Inconveniente
decadencia para este grupo pero acorde a los tiempos: la desaparición de esa
fauna que fue la aristocracia anglo-irlandesa que produce al tiempo horror y
humor. Vienen a la mente dos referencias claras en este sentido: el cuento La casa tomada de Cortázar (los ruidos,
el arrinconamiento) y la película El
ángel exterminador (1962) de Buñuel (sobre todo el metafórico final de la
película que en la novela saltea durante toda la narración). Y porqué no,
también de El gatopardo de Lampedusa
porque es un reflejo de una época de cambios inevitables; la decadencia, las
ruinas, la violencia, envuelto todo en un surrealismo absurdo en el que unos
luchan por mantener su estatus y otros por violentarlo. La novela está
salpicada con noticias, artículos de los periódicos de entonces, donde no solo
se habla del contexto inmediato del hotel (Inglaterra-Irlanda) sino también de
sus colonias en un momento crucial como son Egipto, India, etc. Una referencia
muy real. La mayoría de los títulos de J.G. Farrell tienen un contexto
histórico muy marcado. Es una especie de novela histórica personal. Aquí
aparecen salpicadas referencias al lejano Oriente (donde pasó parte de su
infancia), Oxford e Inglaterra-Irlanda que de un modo u otro forman parte de su
biografía.
Troubles/Disturbios. |
Muestra un evidente cambio generacional y se hacen
repetidos comentarios a la frívola generación de entreguerras en relación con
la seriedad de sus mayores. La alta sociedad que aparece por el hotel son a
veces absurdos, a veces crueles y son por ello satirizados pero también hay
cierta atracción. Algo parecido a Evelyn Waugh. Nos encontramos con el director
del hotel Edward Spencer que deja de hablar con su hijo por casarse con una
católica; sus hijas, la huidiza prometida del comandante, Angela Spencer y las
desubicadas gemelas; la impertinente Sarah Devlin que ya no desea los hábitos
de ligue de antaño; el tutor Evans; el adusto doctor Ryan; y una cohorte de damas ancianas que se muestran con
toda su indolencia. Todos se ven reflejados en una verdadera fauna que les
rodean y que forman parte de los elementos más cómicos de la novela:
innumerables gatos, pavos reales, cerdos, etc. Hilarante el momento de la
aparición de la hembra de pavo real. Personajes brutales pero cómicos, incluso
surrealistas. Todos observados de cerca por el comandante, el único que tanto
el autor como los demás personajes identifican sin el nombre de pila o
apellidos. Es como un espectro que pasa por allí, manipulado inconscientemente,
como llevado por la narcótica inercia del país. Un fuera de lugar que
incomprensiblemente se ve arrastrado como si la voluntad se le hubiera
evaporado. Algo hay en Irlanda, como si se viera arrastrado por la locura de
sus habitantes que le hace quedarse. Atracción y extrañeza, las mismas que
expone muy bien el autor.
Y ante todo, el hotel, el más importante; ese hotel
que una vez fue y ya no es, con un reloj de péndulo «que había sobre la mesa de
recepción que sólo indicaba la hora correcta, por accidente, una vez cada doce
horas», ventanas sin cristales, lámparas sin poder encenderse porque han sido
invadidas por una marea verde, un bar invadido por los gatos, sofás que tapan
raíces que surgen del suelo, pistas de tenis invadidas por tréboles y alfombras
de las que salía polvo si se andaba fuerte por ellas entre otras cosas y muchas
más por descubrir.
Espacios, personajes, historia; un cúmulo de
incentivos para acercarse a un autor que falleció a los 44 años cuando estaba
realizando la parte más importante de su obra. Acantilado está preparando la
edición para este 2012 de la última parte de «la trilogía del imperio», La defensa de Singapur (1978) de la que Disturbios es su primera parte y El sitio de Krishnapur (1973), la
segunda.
[Texto publicado originalmente en Neosib]
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