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Un clásico del terror francés. |
Directamente desde el Festival de Cine de San Sebastián
donde en su edición número 60 se le acaba de hacer una retrospectiva llega a la
Filmoteca Española Georges Franju, quien junto a Henri Langlois fundó la
Cinémathèque Française en 1936. Supongo se verán junto a sus películas de
ficción, sus cortos documentales aunque advierto que el primero de ellos, Le sang des bêtes (1949) es difícil de
ver. Se trata de un recorrido por un matadero muy crudo, muy cruel en el que es
imposible no separar la mirada de la pantalla. Pero prometen ser imperdibles
los demás sobre todo Hôtel des invalides
(1952).
Su segundo largometraje de ficción Los ojos sin rostro (Les yeux
sans visage, 1959), es como una pista aislada en un mapa que ahora tenemos
la oportunidad de completar.
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Georges Franju en el rodaje. |
De Los ojos sin
rostro se ha dicho que es cine fantástico, poético, surrealista y aún así
muy realista. Poético por lo metafórico (perros y palomas como ejemplo objetivo). Parece
una contradicción mezclar el adjetivo fantástico con el de realista pero cuando
lo vean lo comprenderán. El mismo Georges Franju intenta dejarlo claro: «No me
atrae tanto lo fantástico sino lo insólito que hay en la cotidianidad». Ese
cine es el que ofrece; un cine posible y por ello más terrorífico.
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Quitar... |
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...y poner. |
Los paralelismos que guarda La piel que habito (Pedro Almodóvar, 2011) con esta película son
abundantes: un cirujano, una historia con la hija, una mansión aislada, un
rostro enmascarado. En definitiva; un yo desde dentro mirando extrañado su
imagen. Ambas películas intentan ser ásperas, no entrar en tanto psicologismo e
ir al grano como contaban las historias en las películas de serie B aunque
estas por necesidad. Se puede afirmar con un casi en el caso de Almodóvar
evidentemente, pero su intención se refleja muy bien.
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Alida y su sucesora. |
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El rostro en El proceso Paradine. |
El primer rostro que vemos es el de Alida Valli; un
rostro, el de la actriz siempre hierático, lleno de severidad. Un rostro tan concreto, exótico,
que hacía difícil su inscripción. En las películas que al pensar en ella me
vienen a la cabeza, los directores supieron ubicarla en papeles muy
particulares: Senso (Luchino
Visconti, 1953), El tercer hombre (The third man, Carol Reed, 1949) o El proceso Paradine (The Paradine case, Alfred Hitchcock,
1947). En esta última su personaje tiene alguna conexión subterránea con el de
Louise en Los ojos sin rostro y al
igual que en El tercer hombre aquí
también la acompañamos con una música rítmica de organillo algo irónica.
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Aislada y a la espera. |
La música de Maurice Jarre y sobre todo la fotografía
de Eugen Schüfftan (cuya siguiente película sería El buscavidas [The hustler, Robert Rossen, 1961] nada más y nada
menos) donde los exteriores son al mismo tiempo realistas y poéticos, son el
reflejo evidente de lo que nos cuenta. Los árboles secos, sin hoja alguna y
puntiagudos, con las ramas como zarpas tanto reflejados en el capó del coche del
doctor como en el cementerio, es un correlato directo del escalpelo del doctor.
Los exteriores son una extensión del contenido del drama.
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Hacia la liberación. |
El rostro no solo está ahí para que seamos seres
sociales, también está para identificarnos, reconocernos y construirnos. El
drama de Christiane, la hija del doctor es la necesidad de una vida
interactuada. A ella le han quitado los espejos de la casa pero como ella misma
reflexiona, le queda la simple hoja de un cuchillo, la madera barnizada de
algún mueble porque estamos rodeados de superficies brillantes.
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"Mi cara me asusta. Mi máscara me asusta más". |
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La mano de obra del doctor. |
La máscara o la piel; mi piel o la piel que habito. La
dualidad tal vez reflejada en los coches de la película: un dos caballos y un
Citroën DS conocido como tiburón. Tenemos el coche oficioso, sin brillo, sin
posibilidad de ser espejo, para el trabajo sucio, y el coche oficial totalmente
reflectante; el lujo aparentemente recto y moral. Incluso las ocasiones en los
que salen, el modo en que son encuadrados y el tipo de plano que se le dedica
dice mucho. Todo es información recibida inconscientemente por el espectador. «Lo
fantástico está en la forma» declaraba Georges Franju en Cinéma, Cinémas.
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