Cuentistas. |
Recién
leída Mi vida querida de Alice Munro
mi mano fue a la búsqueda de Siete
cuentos góticos de Karen Blixen. Ambos libros están escritos por mujeres y
son libros de cuentos. Pero la conexión que hice entre las dos obras fue más
bien por un añadido; el contraste entre ellas. O eso recordaba puesto que la
obra de la baronesa Karen Blixen la leí hace años.
Quince años. |
Efectivamente,
la había leído hace quince años. Tengo por costumbre poner en las primeras
páginas del libro la fecha en que termino de leerlo. En el libro de Karen
Blixen escribí “enero 2000”. Y hoy he vuelto a leerlo. Quería sentir la
diferencia de sus voces sin contaminación de por medio.
Extraño
también era encontrarme a mí misma leyendo cuentos. La obra de Alice Munro
llegó a mí porque un amigo me la regaló y la de Karen Blixen había llegado
porque formaba parte de una colección de libros que en su momento daban con el
diario El Mundo. La lectura de
relatos cortos o cuentos no es algo que escoja por propia voluntad. Me interesa
más la novela donde al igual que los personajes tienen su tiempo para
reconocerse y formarse, yo como lectora también quiero tenerlo para divagar,
razonar, sospechar y tratar de entender. Tal vez este gusto dominante mío no
sea más que un hábito.
La
manera en que uno se enfrenta a las lecturas cuenta y lo que ese uno lleva
consigo también. Ese consigo es su sensibilidad, trayectoria, edad, preferencias y su estado de ánimo. Por eso,
aun cuando estos libros provocaron cosas positivas en mí, al hablar de ellos,
teniendo en cuenta mi relación con la brevedad, habla mi parte objetiva,
consciente y analítica.
Karen Blixen por Richard Avedon. |
Karen
Blixen que publicaba bajo el seudónimo de Isak Dinesen, escribió en 1934 Siete cuentos góticos, cuando Alice
Munro tenía solamente tres años. Tres años más tarde publicaría su libro más
famoso; Memorias de África. Recuerdo
que en uno de los veranos en que íbamos en bicicleta a la biblioteca a coger
libros para leerlos a la sombra, saqué Memorias
de África y la continuación de Lo que
el viento se llevó. Menuda confesión. Digo yo que estaría en la edad del
pavo a mi manera, siempre atascada en otras épocas. A la sombra de ese verano
recuerdo que al poco de empezar la novela de la danesa la dejé de lado y sin
embargo me leí de cabo a rabo Scarlett
que así se llama esa continuación sureña de la famosa obra de Margaret
Mitchell. ¿832 páginas que me metí en el cuerpo? ¡Madre del amor hermoso! Pero
sí, lo hice.
Alice Munro, cuentista laureada. |
Alice
Munro, la escritora canadiense que ganó el premio Nobel de Literatura publicó Mi vida querida en 2012. La obra
contiene diez relatos y cuatro recuerdos de infancia. Gran parte de su obra, si
no la mayoría, son cuentos.
Los
cuentos de ambas autoras, al menos los que yo he leído no pueden ser más
opuestos. Fue como pasar de un cuadro de Sirgent Sargent a uno de El Bosco.
Antonin Artaud en El teatro y su doble
nos decía que el público lo que busca es un estado transcendental de vida a
través del crimen, el amor, las drogas, la guerra o la insurrección. Ese
público puede ser el mismo que lee Siete
cuentos góticos pero ¿se puede desdoblar ese mismo público hacia la
cotidianidad de Alice Munro? ¿Hablamos de un consenso a la hora de gustos en la
actualidad?
Sherezade por Anton Pieck. |
Porque
lo de Karen Blixen es un horror vacui
en toda regla. En cada línea hallamos veinte adjetivos, veinte referencias,
veinte lugares y veinte historias. Nos presenta una muñeca rusa de relatos. Uno
de los personajes cuenta una historia y el protagonista de esa historia a su
vez cuenta otra historia que le contaron y así ad infinitum. No hay silencios. Aquí todo queda dicho. Locuacidad a
vida o muerte tal como si fuera una Sherezade. A la narradora de Las mil y una noches se hace referencia
como también a Orlando, Doña Elvira, Ulises, Shelley, Don Juan, Orfeo, Valmont,
Sigrid, Sancho Panza, Charlotte Corday, Goethe, Lilith o Simbad el marino.
Personajes de ficción, obras, creadores y personajes históricos interaccionan
con las creaciones de Karen Blixen o sirven como ejemplo para perfilar aún más
si cabe esos seres con rasgos particulares, pasiones extremas y finales
fantásticos.
Seguramente
la autora nos daría muerte tal como hace uno de sus personajes en Las carreteras de Pisa, si le llegáramos
a decir que no nos parecen reales esos seres a los que dedica tanto empeño: «Creo
que cuando usted muera no dejará rastro alguno, pero no le quepa la menor duda
de que por las mansiones de la eternidad pasearán Orlando, el Misántropo y mi
Donna Elvira». Muertes poéticas y pasionales
estas, nada que ver con las muertes realistas y humanas que la lógica
imparable del tiempo dicta y nos recita Alice Munro.
Extensión de Alice. |
Pero
ese realismo de la ganadora del Nobel no es sinónimo de laconismo aunque sea
más parca en palabras que la escritora danesa. No son palabras e historias
planas sino todo lo contrario. Existe un rumor en el texto que va más allá de
lo leído. Lo velado, lo no dicho revelan un atractivo a esa aparente banalidad.
Son experiencias que salen de lo cotidiano y abren los sentidos. Sí suceden
cambios, sí se realizan descubrimientos y sí hay encuentros reveladores pero
esos cambios de rumbo vienen sin ser vistos. Dentro de la sorpresa, te da a
entender que así es la vida. Por ejemplo en Llegar
a Japón, donde el encuentro extramarital no se vislumbra, no es una
necesidad expresada o sentida pero es orgánica. Ese encuentro podía haber
supuesto una tragedia pero todo sigue adelante. En Corrie al final la mujer coja parece atar cabos y tomar una
resolución: «Siempre hay una mañana en que uno se da cuenta de que todos los
pájaros se han ido. Corrie tiene una certeza. Le ha venido a la mente mientras
dormía. No hay ninguna noticia que dar. Ninguna, porque nunca la hubo». En mi cuento
preferido, Dolly, tuve que retroceder
en mi lectura, no por no entender sino para
reconocer y admirar cómo ha
presentado, de qué manera ha diluido la información hasta llegar a ese cambio
de estado de la protagonista. Y el lector, ante tal sutileza, ante tanto
respeto al personaje y por tanto al ser humano, se para y se interroga. El
nuevo estado de consciencia de la narradora y del personaje sin nombre ¿hasta
qué punto es una revelación de la realidad? ¿Hasta qué punto es imaginación del
personaje? ¿Hasta qué punto como lectora y persona de este mundo eliges una
posición?
«Siempre hay una mañana en que uno se da cuenta de que todos los
pájaros se han ido».
Extensión de Karen. |
¿Quién
nos dice más? ¿Qué nos dice más? ¿La capacidad fabuladora de Karen o los
rumores de Alice? ¿Las peripecias o los recuerdos? Me gusta ese miedo que no
tiene Alice Munro de poder pensar que sean insuficientes sus palabras. Más aún
cuando se limita a una geografía, a los pequeños pueblos que forman parte de
Ontario, Canadá, allí donde nació. Karen Blixen por el contrario es casi un
mapamundi (Pisa, Paris, Holstein, Copenhage, Zanzíbar, Basilea, Lucerna,
Nápoles, Hirschholm, Sevilla, Cuba…) Sobreabundancia de personajes, lugares,
adjetivos y referencias. Ese es el mundo de la danesa. Expansiva en la
dimensión espacial pero también en la temporal. Toda su obra está encuadrada en
años que no conoció. Como mínimo son veinte los años hacia atrás que separan
sus relatos de cuando nació. En la primera mitad del siglo XIX está en su
salsa, incluso algún cuento lo enmarca en el siglo XVIII. Fabular como es su
caso, siempre es más viable en otro tiempo. Las historias de Munro por el
contrario, se desarrollan en distintos momentos del siglo XX pero nunca más
atrás de cuando era una niña. Desde la década de los treinta, pasando en varias
ocasiones por la guerra y el día de la liberación, pasando por los cincuenta o
setenta hasta llegar a la actualidad. Fabula y filtra los paisajes que vio y
los colores que le rodearon y le rodean.
Sé lo que hay detrás de mí. ¿Qué hay delante? |
La
temporalidad interna también revela mucho de cada tipo de escritura. En Blixen
está la urgencia de la acción, la acumulación buscando un sprint final. En Munro encontramos viajes en cierta manera circulares
(Tren o Amundsen), la vivencia de un presente que resulta ser al final
pasado (A la vista del lago) o un
presente con una gran carga de pasado (Grava).
La vida se rememora, te presenta retos, provoca arrepentimientos y muchas veces
es en el presente y echando la vista atrás cuando cobras plena consciencia de
lo que has vivido. Con el recuerdo certificas una vida.
Si
la particularidad de los relatos de Blixen es toda su ingente fantasía (amuletos,
transformación de animales en personas, fantasmas que hablan, intentos de
envenenamientos, inundaciones, ataques de melancolía, tesoros escondidos,
suplantación de identidad, corsarios, mujeres vestidas de hombres, etc) en los
de Munro es la presencia de la religión, en realidad de las diferentes
iglesias: metodista, anglicana o unida. En uno de los cuentos con título muy
clarificador Irse de Maverley se
intuye esa educación que late en el fondo pero que no es el centro del debate.
Puedes
montarte en un tren o navegar en un barco. Esas son las maneras de circular por
la vida de estas mujeres y sus personajes. No es una elección previa. Viaja en
los dos y así descubrirás tras el viaje qué te ofrece cada una y después ya
podrás crear tu hábito. El tuyo propio.
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