|
Una escuela en positivo la del profesor Lopez. |
Más que reflexionada o incluso expuesta, la posibilidad
de llegar a ser profesora era algo en lo que aparecía la palabra no. Un no sin
violencia. Siempre fue y sigue siendo un simple no. Pero aunque no haya hablado de ello, la cuestión ha ido
apareciendo puntualmente como una estrella fugaz. Una aparición cíclica. Hoy me
ha tocado. La aparición tal vez esté vinculada a esos momentos de tu vida en los
que te planteas que si no logras tus objetivos, tus deseos, primero es que tal
vez no los hayas identificado bien y después te planteas algo más complejo: ¿No
se han dado las circunstancias o es que no has sido capaz/valiente de
buscarlos? En todo caso, me preocupa más lo que hay delante de mí sin nombre
que lo que dejo atrás nombrado.
|
Durmamos que Rachel también lo hace. |
Por eso, por poder nombrarlo y dejarlo atrás creo que
se puede incluso jugar con ello. Y he fantaseado con que en ello haya tenido algo que ver alguna que
otra película, concretamente dos. Y esas dos se pueden permitir el contraste
con otras dos que también me emocionaron pero que no jugaron al mismo nivel que
las otras. Estas cuatro películas donde el «personaje» del profesor ocupa un lugar primordial en mi recuerdo son:
Picnic (Joshua Logan, 1955), Rachel, Rachel (Paul Newman 1968), Hoy empieza todo (Ça commence aujourd’hui, Bertrand Tavernier, 1999) y Ser y tener (Être et avoir, Nicolas Philibert, 2002).
|
Philippe Torreton, un profesor todoterreno. |
Dos de estos profesores pertenecen al bando de los malos y dos al bando de los
buenos. La bondad y la maldad no se miden aquí por datos objetivos, sobre la
calidad del profesorado o si son malévolos o unos santos sino por la calidad de
la vida interior o personal de los mismos. Vamos, que mi objetivo era
representarme, reflejarme y dio la casualidad que el reflejo posible era ante
los negativos. También cuenta que fueron los primeros que vi. Menos sorpresa
descubro al fijarme que eran personajes femeninos (los positivos eran hombres).
Y curiosamente son dos películas
francesas y dos norteamericanas las que se reparten en pack la categoría
bueno/malo. Aquí están representadas las dos cinematografías que desde sus
inicios ya tuvieron fricciones. Edison y Lumière entonces se disputaban el
descubrimiento. Aquí y ahora, la ficción
pertenece a los norteamericanos y la documentación a los franceses.
|
La comunidad haciendo un picnic. |
Esos personajes
femeninos en lo que me fijé aparecen en películas norteamericanas de
ambiente también norteamericano de los años cincuenta y sesenta. Vale. Es
evidente. Pero esa es la pura historia, historia que impregnada en la piel
cuesta limpiar y que es necesaria revisar. Rosemary, Rachel Cameron, Daniel Lefebvre y George
Lopez son todos pueblerinos. En todas estas historias era necesario un ambiente
recogido, cercano, de comunidad. Y esa comunidad en ellas es perpendicular y en
ellos es paralela. El camino de ellos aunque difícil es anhelado y les compensa
lo que tienen alrededor. En cambio el camino de ellas es inadmisible y
desasosegante. Ambas, Rachel y Rosemary (Picnic)
terminan yéndose y despidiéndose de la escuela. Rosemary le saca la lengua al
pasar ante ella y Rachel se despide de ella misma recordándose como niña
saltando en la misma puerta. Son profesoras pero eso no les llena; tienen una
vida vacía. Están amargadas, constreñidas.
|
Por mucho que usted me lo diga, yo no estoy bien. |
|
¿Otra perspectiva es posible? |
Rachel,
Rachel empieza en el cementerio y la primera imagen que vemos
de la protagonista ella está en la cama con los brazos cruzados sobre el pecho
y sus primeras palabras son: «estoy muerta». Cuando se entera de que lo que
tiene es un quiste en vez de un embarazo (un seguir y no una salida), ante el
consuelo de la enfermera ella declara: «¿Cómo puedo estar fuera de peligro si
no estoy muerta?». La vida no se desarrolla y de ahí que aparezcan tantos
recuerdos en imágenes y también proyecciones de la misma Rachel. Una de esas proyecciones
es la de ella tirándose por la ventana de su habitación. No hay futuro: por lo
tanto, imaginemos y recordemos. Es lo
único que tiene.
La sociedad opresiva en la que se inscriben ambas
películas está representada en esas madres-araña. La de Rachel directamente le
espeta desde lejos y sin mirarle siquiera: «¿Porqué no te casaste como una
mujer normal y tuviste hijos como tu hermana Stacey?». En esas estábamos. En Picnic, Rosemary tiene unos años más que Rachel y la madre está
representada aquí por la de Kim Novak que también insiste en que la única
salida es casarse con el joven rico. La soledad las envuelve y el contacto
humano es esa cosa que no tienen. La muerte tan buscada por Rachel es la
ausencia de cariño por parte del padre que sólo veía que contactaba con los
cadáveres y no con ella (el padre tenía una funeraria).
|
La profesora haciendo su papel norteamericano. |
Rosemary tiene un ritmo diferente del de Rachel. Ella
es la inquietud, la alegría y el movimiento impuesto para no pararse y pensar.
Hasta que llega al límite y no para y le toca pensar. Su presentación es un
constante embadurnarse la cara con crema. Rosemary también hace proyecciones
aunque aquí no las veamos porque son subidas de tono provocadas por el cuerpo
presente del protagonista Hal Carter (William Holden).
|
Rosalind Russell, un reflejo mío. |
|
Rosalind Russell, la réplica que te espera, muchacho. |
|
Anita Loos, una de las responsables. |
Aún recuerdo el impacto del personaje de Rosemary. La
vi hace mucho aunque no recuerdo la edad que tenía. Pero tenía la suficiente
para que sonara una campanita en mí. El impacto fue mayor porque yo admiraba a
Rosalind Russell. Antes la había visto en Mujeres
(The women, George Cukor, 1939) y en Luna nueva (His girl Friday, Howard Hawks, 1940) y evidentemente la verborrea
me atrapó. Yo si aún no era esa cosa parlante, me proyectaba en el encanto de
la palabra sagaz, irónica, rápida e inteligente de Hildy Johnson. Si no
convencía con el físico (Madge (Kim Novak) en Picnic sufría por su belleza la pobre), tendría que convencer con
la palabra. Y después de ver estas dos películas me encuentro con que Rosalind
Russel ha llegado a esa profesora, sí de verborrea pero esto no era lo que yo
proyectaba. ¿El parloteo llega a esto? ¿Ese es mi futuro? Bofetada simulada y
reacción a continuación. Me parece bonito que ambos personajes (Rachel y
Rosemary) formaran parte de mi reacción. En el fondo, mi parte consciente sabe que
la admiración se debe fundamentalmente a esas palabras de entre otros Anita
Loos y Ben Hecht. Benditos guiones.
|
Jojo, ese niño... |
|
La vida personal del profesor. |
Ellas me provocaron huella. También ellos pero más
endeble, menos personal. Más emoción pero temporal. Es inevitable no empujar
desde la pantalla a Daniel en Hoy empieza
todo ante esa lucha que parece infructuosa por el presente y futuro de los
niños. Y también enamorarse de Jojo en Ser
y tener. Pero es su contexto el que puede con ellos. Su historia personal
aunque no sea muy buena no les sobrepasa. Aquí también los padres están
presentes. La diferencia es que si el espejo de las hijas son las madres, el de
los hijos son los padres aquí. El del profesor Lopez, exiliado español, fue un
trabajador eterno que luchó para que su hijo fuera alguien más de lo que fue
él. El padre de Daniel sigue presente, duro como una piedra. Hombre violento
con su hijo en la infancia, Daniel sabe qué figura paterna fue pero ha seguido
con su vida y está ahí y por estar tal vez le da una lección a su propio padre:
una lección serena, a través de la escritura donde se unen dos generaciones.
|
La clase de Daniel en el norte de Francia. |
Y yo sigo diciendo que no a la maestría. Mi caos no permite mantener la norma. El caos que llevo conmigo es incompatible con la
organización metódica que una educación merece. Por eso admiro a los hombres
que han aparecido en estas imágenes cinematográficas pero me quedo con el apoyo
en mi decisión que provocaron indirectamente Rachel y Rosemary. ¡Qué se le va a hacer!
No hay comentarios:
Publicar un comentario